Una limpieza facial diaria mantendrá tu piel reluciente, reducirá las arrugas al permitir una buena oxigenación, y le dará un aspecto lozano. La piel genera por sí misma una barrera protectora ante la suciedad y las infecciones a base de aceites, sudor y células, pero si no se limpia correctamente a diario, esta capa protectora comienza a hacerse más grande, acumulando suciedad externa y produciendo obstrucciones en los folículos del vello. La mezcla de sebo, sudor y células muertas continúa haciéndose más grande, creando un atasco de tráfico cada vez mayor en el folículo. Una vez que las bacterias llegan a la escena y se produce la inflamación, tienes acné. Sin lavado, se producen brotes de acné y manchas. Cuando nos lavamos, limpiamos nuestros poros de esta acumulación de suciedad, lo que permite que las células de la piel y los lípidos que permanecen en los folículos puedan salir sin obstáculos para formar una nueva capa protectora.
Si no se limpia la piel del rostro adecuadamente, los poros se obstruirán y la suciedad evitará que se oxigenen debidamente, generando puntos negros, espinillas, quistes, manchas, irritación, exceso de grasa e infecciones que pueden producir acné.
Es importante también limpiar la cara en profundidad cuando se usa mucho maquillaje o se trabaja en el exterior, especialmente en ciudades grandes donde la contaminación es alta. Lo mejor es comenzar por una leche limpiadora que nos permita retirar el grueso de la suciedad ayudándonos de una esponja desmaquillante o usando copos de algodón. Para retirar el exceso de leche, hay que enjuagar con abundante agua tibia. El uso de agua de rosas para terminar la limpieza es un excelente complemento, además de relajar, hidratar y dejarnos con un agradable aroma. El agua de rosas se puede aplicar pulverizada, con las manos, o humedeciendo una toallita suave. Estas indicaciones son las más básicas, pero si se desea maquillarse después de la limpieza, se recomienda el uso del tónico de agua de rosas, que cerrará los poros abiertos por la limpieza evitando que entre exceso de maquillaje y suciedad en los mismos. Después de una limpieza integral de nuestro rostro, se recomienda la aplicación de una crema hidratante.
Para las personas que no usan maquillaje, o que no están expuestas a la contaminación, recomendamos la limpieza de la cara directamente con agua micelar, un método rápido para liberar nuestros poros de la suciedad natural de la piel.